Hace 103 años en la fábrica
Textil Cotton de Nueva York, 129 trabajadoras fueron quemadas vivas en un
incendio provocado por los dueños de la empresa mientras luchaban por demandas
de reducción de su larga jornada de trabajo de hasta 16 horas diarias,
reivindicaban también mejorar la seguridad, higiene y salud laboral, el
incremento a sus bajos salarios y denunciaban los abusos de los dueños de la
fábrica. Desde entonces, esa lucha es insigne
y un ejemplo para las mujeres del
mundo por el respecto a nuestros derechos laborales y por otros derechos
específicos de mujeres. El 8 de marzo de 1909, más de quince mil trabajadoras
marcharon por las calles de Nueva York exigiendo “Pan”, es decir, mejores
condiciones de trabajo, jornadas más cortas, mejores salarios, equidad en el
pago de su salario y “Rosas”, que significaba la conquista hacia una vida
plena, llena de belleza y libertad. Hoy muchos años después las mujeres
organizadas seguimos luchando contra los crímenes de odio hacia las mujeres,
contra la explotación laboral y diversas formas y tipos de violencia.
Las mujeres sobrevivimos
situaciones de discriminación, olvido y marginación, de generación a generación
heredamos a hijos e hijas, pobreza y la falta de acceso a los recursos, a la
educación, a la tierra, a la salud, al trabajo, entre otros; enfrentando
situaciones provocadas por brechas de la
desigual social y de géneros violencia,
la discriminación y la invisibilidad histórica de los aportes de las mujeres al
país, provocadas por las relaciones desiguales de poder entre hombres y
mujeres.
La reforma del artículo 23 de la
Ley Contra la Violencia Doméstica es un grave retroceso a las reivindicaciones
de luchas históricas del movimiento feminista y de mujeres y oculta a los
responsables, porque prohíbe el acceso de expedientes y sanciona a las personas
que ejercen cargos públicos si publican la información. Sí de hecho ya existe
negación de los órganos estatales responsables de investigar para brindar la
información requerida sobre los femicidios ejecutados en el país ¿Qué pasará
cuando ya esté vigente dicha ley? Además la pretensión de fusionar organismos relacionados con la
atención y defensa de los derechos humanos de las mujeres ejemplo: el Instituto
Nacional de la Mujer INAM amenazando en convertirlo en un Ministerio de la
familia.
Estas reformas socavan los
principios establecidos en la Ley contra la Violencia Doméstica que estableció
mecanismos de seguridad, precautorias y cautelares a beneficio de la mujer,
incrementando el problema de violencia que enfrentan las mujeres en el espacio
privado para que fuera de orden público y salvaguardar la integridad física,
sexual, psicológica, patrimonial y la vida integral de la mujer.
La Convención sobre la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, CEDAW en el Artículo 2,
señala: “Los Estados Partes, condenan la discriminación contra la mujer en
todas sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin
dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la
mujer” y la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece. “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos“. Y aunque el
Secretario General Ban Ki-Moon de la ONU dice “Sin embargo, las víctimas de la
discriminación no están solas. Las Naciones Unidas están a su lado,
comprometidas a defender los derechos de todos, en particular de los más
vulnerables.
A pesar de que el Estado de
Honduras ha firmado las Convenciones, Declaraciones y Tratados Internacionales
y se ha comprometido a asumir lo establecido en ellos, no crean políticas y
estrategias para asegurar el cumplimiento, su afán es aprobar leyes para
fortalecer la impunidad y la violencia hacia las mujeres.
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